Después de la vergonzosa escala gradual que hice la primera vez, decidí repetirla.
Empecé pintando tres partes (tramos):
La primera (en el extremo superior, donde radica la luminosidad), blanca; la segunda (justo en el medio de la lámina), gris; la tercera (en la parte inferior), negra. A partir de ahí fui mezclando los colores (blanco y negro) hasta diferenciar unos tonos grises de otros y asi llegar hasta la escala gradual del blanco al negro.
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