jueves, 6 de mayo de 2010

OJO- CEREBRO O_O


La visión humana es mucho más compleja de lo que uno piensa, y recién ahora comienza a entenderse el proceso por el cual se recrea el campo visual en el cerebro, y cómo se integra con otros sentidos y, en definitiva, con la conciencia.
Somos capaces de percibir el color, la forma y el movimiento, sin llegar ni siquiera a pensar sobre ello. A diferencia de la visión robótica, somos capaces de reconocer los objetos familiares y diferenciarlos inmediatamente de aquellos no familiares.
¿Cómo nos manejamos para ver el mundo alrededor nuestro en toda su complejidad?
Esta pregunta ha mantenido ocupado a los filósofos por miles de años, pero sólo en las últimas décadas hemos comenzado a disponer de técnicas de investigación neurobiológica que nos están permitiendo entender como el cerebro se maneja con toda la información que entra por nuestros ojos. Comenzamos a entender la complejidad de la visión, e incluso los mecanismos de la conciencia de ella.
A comienzos del actual siglo, el anatomista español Santiago Ramón y Cajal y el psicólogo inglés Charles Sherrington, sentaron las bases de la ciencia que hoy llamamos “neurobiología”. Ellos demostraron que el secreto de las maravillosas capacidades cerebrales residía básicamente en su “conectividad”, es decir, los miles de millones de interconexiones entre los diferentes grupos de células nerviosas. Teniendo esto presente, para comenzar a entender la visión es necesario, en primer término, seguir los caminos que la información visual recorre desde el ojo hasta su recreación en el cerebro.
La información visual llega a nosotros en forma de luz, con la longitud de onda que corresponde a la fracción visible del espectro (en-tre 300 a 700 nanómetros), y que es reflejada por los objetos que están a nuestro alrededor. Esa luz entra al ojo a través de la ventana transparente de la “cornea”, y es enfocada por el “lente cristalino”, formando una imagen invertida en la “retina”, del mismo modo que sucede en una cámara fotográfica. La mitad superior de la retina, recibe la luz proveniente de la mitad inferior del campo visual y viceversa. Del mismo modo, el lado izquierdo de la retina recibe la luz del lado derecho del campo visual, mientras que el derecho, la recibe del izquierdo.
Esto tiene consecuencias muy interesantes para la ruta que tiene que seguir la visión hasta los centros del cerebro. La “corteza cerebral”, que es la zona más externa que envuelve el tejido cerebral, y que concentra la mayor parte de las células nerviosas, es el lugar donde se procesa la información. El cerebro tiene dos mitades o hemisferios, y esta organizado en forma tal que cada una de las cuales recibe información del lado opuesto del organismo. Así, por ejemplo, la información sensorial y motora relacionada al lado derecho de nuestro cuerpo, va a la corteza del lado izquierdo. Lo mismo ocurre con la visión.
“La corteza visual” izquierda, localizada en la parte posterior del cerebro, procesa información del campo visual derecho. En el ojo izquierdo, esta información cae en el lado izquierdo de la retina. Largas fibras llamadas “axones”, que nacen de las células nerviosas de esta parte de la retina, entran al nervio óptico y pasan, en su camino, al mismo lado de la retina. Pero en el ojo derecho, el axón proveniente del lado izquierdo de la retina, debe cruzar una estructura llamada “Quiasma Optico” y, de este modo, ellos también alcanzan el lado izquierdo del cerebro. De esta forma, la información de ambos ojos, que dicen relación con la misma parte del campo visual, viajan juntas hasta alcanzar el mismo lado del cerebro.
En su camino hacia la corteza, el nuevo grupo de axones, transportando información del lado opuesto, pasa el tracto óptico al “núcleo geniculado lateral”. Esta estructura, altamente organizada en el cerebro medio, tiene seis capas. Los axones de cada ojo terminan en este núcleo en capas separadas, tres por cada ojo. Los impulsos separados de los dos ojos no se combinan hasta que ellos alcanzan la corteza. La conducción continúa, de modo que los axones de las células nerviosas del núcleo geniculado lateral son llevados en un paquete llamado “radiación óptica”, que termina en conexiones con la corteza cerebral en la parte posterior del cerebro.

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